Matteo Puppo y Matteo Capurro. Matteo y Matteo, para los amigos.


Hemos nacido en Génova. Conocemos la sal, conocemos el sol. Hemos nacido en Génova. Con los pies en el agua y el viento en los huesos. Hemos nacido en Génova.
Luminosos como faros. Hemos nacido en Génova.
Con la tormenta en el alma y velas en vez de pensamientos Y esperamos el viento.

Matteo Puppo y Matteo Capurro. Matteo y Matteo, para los amigos.
Matteo Puppo y Matteo Capurro son campeones europeos junior en la categoría 470. Con Slam siempre a su lado.

Matteo Capurro pasa 300 días al año en el agua. Su primer velero nace de niño como un juego y se convierte de mayor en su vida. Es timonel y en el velero siempre sabe dónde ir en el menor tiempo posible, como en la vida: tiene objetivos muy claros y hace lo que sea para lograrlos.
“Entré en contacto con el mundo de la vela por casualidad, porque iba de vacaciones a la playa en Imperia y había cursos clásicos en los que me han inscrito mis padres. Me he enganchado.”
Matteo Puppo y Matteo Capurro. Matteo y Matteo, para los amigos.

50 años entre los dos, son más que amigos, tienen una camaradería que sabe a sol y a sal. Tienen los pies en el agua desde niños.

Matteo Puppo es el remero de proa; es el que equilibra el barco, pero en realidad las cosas que hay que equilibrar en el mar son muchas, lo más importante es la relación con el timonel. Matteo sigue los pasos de una familia de deportistas de vela y surcar el mar es una inclinación natural. “Para mí el deporte es una forma de vida. Mi vida. Siempre he sido atlético desde muy temprana edad. La vela llegó porque, al ser genovés, me fascinaba el mar siempre delante de mí. Tengo una familia de deportistas de la vela, así que ha sido fácil elegir ese camino. Y luego ¡el fútbol no se me daba bien!"
Su primer instructor es su ciudad, Génova.

Miles de años de historia en el casco y la proa recta hacia el futuro. Génova que huele a callejón angosto, es hermosa por el mar y hermosa por la tierra.

Con las manos en los bolsillos para protegerse del viento y el mar, Matteo y Matteo siempre están listos para tocar las jarcias con los ojos abiertos de par en par hacia el horizonte.

“Hablamos a menudo con nuestro barco, es el tercer compañero de equipo. Está vivo cuando va a toda vela, nos dan ganas de gritar, le animamos a que vaya aún más rápido. Y al final le damos las gracias.”

El viento es su gran aliado.

Dos veinteañeros sencillos, genuinos, que sin embargo ya no son solo deportistas sino auténticos campeones, a la espera de Tokio 2020.

“Estamos listos para el gran salto también gracias al trabajo duro. Mantenerse en altos niveles conlleva un gran sacrificio, podemos viajar, recorrer el mundo, pero tenemos poco tiempo para dedicarlo a la familia y a nuestras pasiones. Además están los estudios, ambos estamos matriculados en Economía. Luego está el mar. Nos esperan la Copa del Mundo, los campeonatos europeos, el Mundial y todo destinado a llegar al máximo a las Olimpiadas. En cualquier caso el principal objetivo es llevar a Italia a la clasificación olímpica” Matteo y Matteo