Carta de Andrea
Fantini desde el mar:
viento, mar
y pasión en la ruta
a Guadalupe


Carta de Andrea<br>Fantini desde el mar:<br>viento, mar<br>y pasión en la ruta<br>a Guadalupe

Hola a todos:

Hola a toda la gran familia Slam: Soy Andrea y os escribo desde el mar, a casi 1 000 millas de Guadalupe. Siento no haber dado señales de vida antes, pero las últimas dos semanas no han sido fáciles; y, de las dos anteriores, mejor ni hablamos... La decisión de refugiarme en Lorient me hizo cuestionarme algunos de los (pocos) pilares en torno a los cuales giraba mi vida, por lo que fue difícil de tomar y tuvo consecuencias considerables.

La semana que pasé en Lorient a la espera de un pronóstico meteorológico adecuado para volver a zarpar fue realmente desagradable: pensé una y otra vez en tirar la toalla, no niego. Entonces, por fin, a pesar de las condiciones meteorológicas adversas —pero menos malas que la semana anterior—, volví (volvimos, los 15 barcos) a zarpar. La primera noche en el mar supe que Joyon acababa de ganar la Route du Rhum. Yo, con mi barquito, acababa de salir... No fue fácil... Pero los días fueron pasando, uno tras otro, hora tras hora; el frío, el agua helada, la falta de sueño, de comida... el estrés de la primera gran depresión y, como dice Dejayeux, tal vez el mejor navegador oceánico de todos los tiempos, «la course au large c”est un merde par jour...». Y es que es justo así: cada día te encuentras con una batalla que afrontar, que ganar; cada día rompes algo y, para bien o para mal, tienes que confiar en ti mismo para encontrar soluciones.

Una estupenda manera de aprender, la mejor... Sí, porque entonces, una mañana, el viento cambió de rumbo, dirección noreste, Alisios... Y la vida también: ¡vaya si cambió! Y todo adoptó un significado profundo. Yo asumí el ritmo del mar, del viento, de las olas, y de la regata. Comer, beber, dormir y regular las velas, nada más, nada menos, una vida bastante básica, que te renueva. Evidentemente, estoy luchando dentro del grupo de cola, y no hay día ni hora en que no piense en el hecho de que me paré; pero luego pienso que otros 53 barcos han abandonado, que ha habido 5 desarboladuras, 3 vuelcos, una contracarga... y yo todavía sigo aquí, y lo doy todo por intentar llegar lo antes que pueda, antes que nadie.
Espero escucharos una vez cruzada la línea de meta.
¡Un fuerte abrazo a todos!

Andrea
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